miércoles, 3 de junio de 2009

UNA REFLEXION SOBRE LAS CARRERAS MUSICALES

Vaya por delante mi respeto por cualquiera que sea capaz de encadenar dos notas consecutivas sin emitir un gallo o sin desafinar, sobre todo en directo. Eso es una cosa, y derretirse en ñoñas lágrimas de complacencia como si estuviera uno delante de Gayarre, Callas o Sinatra redivivos es otra cosa muy distinta. Abundan en nuestros catódicos tiempos los pomposamente denominados "fenómenos mediáticos", en realidad meteoros teledirigidos a mayor gloria de los índices de audiencia. Aparecen, refulgen, palidecen y finalmente, suelen acabar estampándose contra el suelo.
Hay carreras musicales meticulosamente trabajadas, construidas a base de tesón, esfuerzo, estudio, ensayo, de audiciones aquí y allá, de caras clases con Maestros, de búsquedas de becas y ayudas, y sobre todo de renuncias, de muchas y dolorosas renuncias. La soprano navarra Sabina Puértolas contaba no hace mucho que Victoria de los Angeles le había prácticamente obligado a abandonar la jota, que a Sabina le gusta mucho, si quería hacer algo como cantante. Eso es, para una navarra de Tafalla, una verdadera Renuncia.
Hay otras carreras que se construyen solo a base de presión televisiva y mercadotecnia, algunas puede hasta que funcionen. Siempre hay quien compra algunas cosas para poder decir que le gusta la música. Las más, sin embargo, acaban como el Rosario de la Aurora. La de Susan Boyle, sin ir más lejos es una de ellas. Esperamos que se recupere, pero desconfiamos de que este sea el último show al que nos someten la tele e Internet.

No hay comentarios: