martes, 6 de abril de 2010

Hijo mío:
Dios sabe la poca afición que le tengo a la democracia. Siendo muy generoso, acepto aquello de que es “el menos malo de los sistemas”. Por supuesto, esto no significa que sea bueno, y mucho menos supone que sea un sistema ideal o imperfectible.
Entre otros motivos, hay dos que me hacen tenerle una especial prevención. La primera es esa bobada que se repite cada vez que hay elecciones; esa de “la fiesta de la democracia”. En la fiesta de la democracia, el champán y las ostras son para los de siempre, y a los demás nos toca, casi siempre, pagar la cuenta de la barra libre y barrer las serpentinas, el serrín y otras labores de brega.
La segunda es que creo cada vez menos en la igualdad de las personas. Sí, por supuesto, en la absoluta equidad jurídica. No, en absoluto, en que semejante equidad se haya de traducir necesariamente en que todas las opiniones deban tener el mismo peso, o estén igualmente razonadas o ponderadas.
Dicho todo esto, y como pasaba con aquel detergente antiguo…”¡¡que no me lo cambien!!”.
No. No quiero que me quiten la democracia. Con todas sus manifiestas, numerosas e incorregibles imperfecciones, no tengo el más mínimo interés en que me la quiten, siquiera temporalmente, como ha propuesto uno de los gurús de la postmodernidad. Los grandes ideales son perversos consejeros. Bajo su infausto influjo los simples entregan su vida, su destino y su cordura. Un día un iluminado aparece prometiendo la recuperación del orgullo nacional, o la limpieza racial, o qué se yo que brillantes porvenires, y una nacion entera se entrega. Pocos años después, el desastre se consuma.
Hoy, un porvenir verde, que yo auguro negro, sustenta las mismas siniestras invitaciones. No soy excesivamente optimista. Creo que la gente está lo suficientemente adocenada como para transigir con esto y con cosas peores. Para mí es suficiente con dar acuse de recibo de esta ignominia, y advertirte de lo que se nos viene encima.

P.S. en la foto, un soldado nazi ejecuta a una judía que lleva en brazos a su hijo. Es consecuencia directa de la suspension de la democracia en pos de un futuro mejor. ¿Mejor?,

2 comentarios:

isra dijo...

Ese gurú el problema que tiene con la democracia es con la libertad de prensa, que está destapando su chiringuito "calentólogo".

Y en cuanto a la argumentación previa comentarte que desde hace tiempo sostengo la necesidad de realizar "psicotécnicos" para obtener un carnet que te permita votar, ni prepotente ni nada por el estilo, pero es evidente que mi voto no vale lo mismo que un vago ignorante que a cambio de un subsidio y un bocata vote a los de siempre.

adenda - como estoy todo el día con el ordenador encendido parece que estoy agazapado esperando que colguéis los post y ser el primero en comentar, jajaja

Anónimo dijo...

Amigo Alfredo la Democracia, como el vono de Rioja o el coñac francés, necesita muchos años de ejercicio, con todas las lacras de mangantes, embaucadores, golpistas y cuenta-cuentos.

Los ingleses llevan siglos practicándola y aún les siguen saliendo diputados chorizoa totales en su famoso parlamento.

Los gringos en teoría tienen e mejor sistema, pero también allí se compran votos para hacer salir jueces a títeres de las grandes cías industriales.

En cualquier caso, no cambio, como bien dices, el sistema por el de una dictadura de secta, que es lo que suele ocurrir cuando se sustituye esta mierda por los "otros".
Te pueden venir a mangonear los dictadores peneuveros, los falangistas y sus totalitarismos o los idem de comunistas, e incluso los curas, como en Irán.