lunes, 7 de junio de 2010

UN PASITO TRAS OTRO. LA PRIMERA LECCION QUE ME HA DADO MI HIJO

El domingo, maletas en la mano para volver, una vez más a Pamplona, mes y medio largo después de ponerse en pie por vez primera, Alfredo dio sus primeros pasos. El hecho de haberse apoyado sobre un andador regalado por su tía abuela Nelly no resta un ardite de emoción al momento. En su línea, esperó a que estuvieramos mirando hacia otra parte, para sorprendernos dando unas más que dubitativas zancaditas. Una, dos tres, cuatro... y el culo al suelo. Y fue, sin duda, una hermosa lección. Tú nos recuerdas la belleza de las esforzadas primeras veces, de las enormes diminutas conquistas, y nosotros debemos compensarte sugiriendo dónde ir con tus recién estrenados pasos. Nada tan dificil como estar a la altura de la sonrisa que nos brindaste cuando, orgullosos, te aplaudimos los dos.
¿Qué será de tí, hijo, cuando tu adorada madre y yo seamos polvo y ceniza?. Solo me consuela saber que he visto los primeros de un millón de pasos. Te conduciran o te servirán para escapar. Depende solo de tí y de unas circunstancias que estan en manos de Dios. A El te encomiendo todos los días, a todas horas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitaciones, Alfredo.

Es un momento precioso ver a un niño-bebé comenzar a dar sus primeros inseguros pasos, siempre con la salvaguardia de que si ve que no llega, se sienta.

Luego aprenderá, muy rápido, a correr y se dará los primeros trompazos. De dolerán más a tí que a él.

No me canso de repetir que debes de hablarle en todo momento, enseñándole, por señalización tuya, los colores, las letras, los números, y todo lo que tenga a la vista.
Parece que no entera pero lo absorve todo.

Carlos Gorostiza dijo...

Yo recuerdo perfectamente cuando el mayor dio sus primeros pasos con tanta maña que hasta se detuvo de pie el tío. Ahora que veo cómo con su recién estrenada nueva destreza se dedica a arrugarme la carrocería del coche y me parece que aquel momento no existió, pero existió.

aspirante dijo...

El recuerdo, ya lejano de aquellos momentos, me ha aflojado la lágrima.
Palabra de honor.
Mi hijo se examinaba hoy de selectividad, y ya no quiere andar, sino apoderarse del vehículo familiar.
Por cierto cuánto pagan de seguro los andadores y taca-tacas?
Enhorabuena y disfrute estos felices momentos.