lunes, 5 de octubre de 2009

LA CORAZONADA


La candidatura madrileña a la organización de los Juegos Olimpicos de 2016 ha sido un ejemplo de postmodernidad y voluntarismo. Ni un solo indicio racional permitía suponer que hubiera la mínima probabilidad de éxito. Ni la nunca violada regla de no sucederse dos Juegos en el mismo continente, ni la consecuente renuncia de la ciudad de París a contender por los juegos de 2016, ni la presencia de una candidatura brasileña (siendo Brasil una de las llamadas economías emergentes). Nada fue bastante a detener la tozuda determinación de comparecer, y el inevitable resultado de atizarse un grave morrón.
Puesto que no habia mecanismo racional por el que justificar semejante actitud, se puso en marcha un complejo sistema entre emocional y ñoño, a base de corazonadas, mareas humanas de colorines y convención de viejas glorias deportivas, acompañado todo ello del, en España, inevitable recurso a las presuntas virtudes talismánicas de Su Cada Vez Menos Graciosa Majestad Juan Carlos de Borbón.
Y allá que nos fuimos en fraterna y santa unión, anudados al cuello unos corbatones verde esperanza (ya se sabe: lo penúltimo que se pierde. Lo primero es la vergüenza). Cuando el español sale de España, tarda en enterarse de que las bobadas que funcionan en casa, en casa se quedan. Tarda, pero se entera. Así que se abrió el sobre y salió Río de Janeiro. Estupor que apenas vela el resentimiento (“Rio Roba los Juegos a Madrid”, ha titulado La Razón), muchas protestas de perfección y otro perolón de voluntarismo (“Madrid 2016 ha muerto, viva Madrid 2020”, ha titulado otro diario). Muy bien, pues que viva, pero enterremos al muerto primero. Y, sobre todo, paguemos las exequias.
Porque todo este despropósito ha resultado extraordinariamente caro. El voluntarismo no es buena cosa, pero se puede disculpar si sale gratis, o casi gratis. Cuando cuesta lo que ha costado este montaje, y se hace a sabiendas (no lo duden) de que las probabilidades de éxito son mínimas o nulas, hay que empezar a sospechar seriamente sobre la decencia y la inteligencia de los responsables. No digo nada sobre la honradez, aunque ciertos precedentes animan a pensar sobre el asunto.
¿Y a partir de ahora?. Así como, de haber ganado, nos hubieran arrasado con detalles puntillistas de La Cosa Olimpica Española, sobre la derrota se pasará como sobre ascuas. Información, la justa. Reflexión, poca. Crítica, ninguna. Hemos sido los mejores, y nos han aplicado la histórica mezcla de conspiración y envidieja que hace que los españoles nos quedemos, casi siempre, a las puertas de todo. La culpa, de los árbitros. Se optará a los de 2020, a los de 2024 y a cuantos hagan falta hasta conseguirlos. Se gastará lo que tenemos y lo que no tenemos (a estas alturas, más de los segundo que de lo primero). Nadie pedirá cuentas. Nadie las dará. Su Polvorienta Majestad (1) seguirá operando sus milagros, con la ouija de por medio si es menester, y una buena cantidad de dóciles y catódicamente euforizados españoles irá a Cibeles o a donde se les mande, para hacer lo que se les diga, que jaleando absurdos no tenemos rival. Habrá comentaristas que considerarán los Juegos Olímpicos como un necesario e ilusionante proyecto vertebrador de la unidad de España (2), aunque tuvimos los de Barcelona, y ya ve usted lo vertebrada que tenemos la unidad tres lustros y medio después.

Terminada la juerga, hay que barrer las serpentinas, y dedicarse al trabajo reposado, constante y tranquilo que suele proporcionar los mejores resultados. No tengo mucha fe en que así sea, pero por desearlo que no quede.

NOTAS

(1) Los resultados de las votaciones indican que Rio fue acaparando los votos que no iban a Madrid, hasta acabar con dos de cada tres votos. Esto sugiere que la presunta capacidad de convicción de los delegados españoles, con el Rey a la cabeza, fue muy limitada o prácticamente nula. Madrid fue con lo puesto, y acabó con lo puesto. Su Majestad, al llegar, pretendió convencer a todos, y es probable que no convenciera a nadie.

(2) No es broma. Martin Beaumont se expresó en estos términos en Intereconomía TV. La vertebración de un país depende de cosas menos episódicas que unos Juegos Olímpicos.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY BUENO.
Creo que en España los pocos que reflexionan sabian de antemano que jamás saldría Madrid, y se lo hicieron saber a los Graciosos Majestados y demás compaña con mucha antelación.

Pero la cosa es, creo yo, seguir el eslogan zapaterino copiado a Franco, de hablar si hace falta de Urtain para que el españolito no caiga de la higuera. Y no vea lo que tiene encima de hambres e impuestos. Y de ruina.

isra dijo...

Coincido en dos cosas, nadie con dos dedos de frente pensaba en salir elegidos y el nulo papel internacional de España.

Ahora, y hablo desde la cercanía que me da sufrir el Madrid de Albertito, la única razón de ser de esa candidatura es la desesperación por recibir un chorreo de millones que tapen los enormes agujeros presupuestarios que está perpetrando.

Yo creo que al menos 17 generaciones de madrileños están ya hipotecados con este alcalde.

Y gilipolleces como corazonadas, vertebraciones, etc, ya sabes que contrataron a la agencia de publicidad que le consiguió la reelección a ZP

Natalia Pastor dijo...

Pues yo sinceramente,pienso que es lo mejor que nos podía pasar; que los juegos fueran para Río.
El European Economic Outlook, de PricewaterhouseCoopers, publicó un análisis de los resultados económicos de los anteriores Juegos Olímpicos.
Así, los juegos de Munich y Montreal resultaron un desastre financiero; en el caso de Montreal, de 1.200 millones de dólares. Sus ciudadanos siguen pagando el agujero, 30 años después, con impuestos especiales.

Por el contrario, Los Ángeles y Seúl ofrecieron abultados beneficios. Los resultados de Los Ángeles dieron lugar a la leyenda que dice que las Olimpiadas resultan, necesariamente, una buena inversión.
Como consecuencia, aumentó el número de ciudades interesadas en albergar unos Juegos Olímpicos.
Y se dispararon los costes.

Gallardón ha endeudado a los madrileños para varias generaciones,ha hecho un ridículo espantoso estrellándose por segunda vez por una megalomanía enfermiza y una ambición desmedida que le hace atropellar la razón y la lógica más elemental.
Lo peor es la cantidad de dinero que se lleva despilfarrando(600 millones de euros) en los dos intentos fallidos y la imagen de país de segunda división que tenemos en el exterior,donde no pintamos absolutamente nada.

TRAS MIS ESCRITOS dijo...

Así lo veo yo. Si se está dando por hecho que no recuperaremos aliento económico hasta 2014, solo nos faltaba tener que pagar los gastos y las corruptelas de unos Juegos. Nos podríamos tirar hasta el 2200.

charneguet dijo...

El portazo, no me cabe duda, se debe a la barbarie del 11M. Una ciudad con un balance tan trágico tiene perdido los juegos. Más todavia, cuando los implicados, por defecto o por exceso en el luctuoso hecho, Gallardón y Zapatero pricipalmente, eran sus principales valedores.
!Menudo chollo les hubiera caido!...más el segundo que el primero.
Era un descarado envite de farol al futuro. Si el COI se hubiera achicado, contra lo que dice Sabina, si hubieran ganado al futuro...con trampas, como en el 11M, pero lo hubieran ganado.
Esos juegos yo no los quería. El precio a pagar eran demasiado altos y precisamente en euros.

charneguet dijo...

"Y no preciamente en euros", queria decir...